Racismo involuntario

Hace aproximadamente 6 años atrás, mi vida estudiantil cambio para siempre. Un día como hoy, me levante muy temprano en la mañana, seis de la mañana para ser exacta. Recuerdo perfectamente ese fresco aroma a café que solo mi madre lo sabe hacer. Rápidamente me levante de mi cama y fui a tomar un baño, el vapor del agua caliente hacia que el baño se convirtiera en una sauna. Después de salir, mi madre me grito porque me había excedido unos cuantos minutos.  Y es que era mi primer día de clases en una escuela diferente a las que solía asistir en Ecuador. Todo era diferente el bus escolar, las clases, profesores etc. Recuerdo correr a la parada de mi bus y al subirme el miedo de hacer algo que llame la atención invadió mi cuerpo. Afortunadamente encontré un asiento vacío y me senté. Lo primero que vi fue arboles por doquier y muchas ardillas. Recuerdo corrían libremente sin que nadie las haga daño, y al salir a las calles principales una avalancha de autos andaban a velocidades que nunca yo iría en Ecuador. Y es que la vida cotidiana que las personas viven en Long Island es muy distinta a las personas de Quito.

El pueblo de Brentwood cautivo mi mirada y durante todo el recorrido no pude despegarme de la ventana. Finalmente, al llegar a la escuela me bajé del bus y automáticamente entré en un mundo diferente. Adolescentes de mi misma edad hablaban en un diferente idioma que no podía entender. Así que seguí la multitud hasta llegar a la oficina principal donde me entregaron mi horario de clases. Eran las 7:30 am cuando el verdadero obstáculo empezaba. No sabia a donde ir, no sabia como decir “ayúdame” en ingles. Así que pedí ayuda, pero muchas personas me vieron con mala cara. Me sentía sola e impotente al no poder hacer algo por mi misma. Brentwood es una escuela, donde la mayor población es de latinos. Sin embargo, nadie me ayudo e inclusive me miraban diferente porque solo hablaba español. Después de haber perdido unas horas, por fin alguien me ayudo a llegar a mis clases. Tenia tanto miedo de hacer algo mal y que me juzgaran más de lo que tal vez ya lo habían echo.

El deseo de llegar a mi casa era más y más a medida que se acercaba la hora de salida. Pero los obstáculos no terminaron ahí. Ahora el desafío era llegar a mi casa y tomar el mismo bus que me trajo a la escuela. Así que, al sonido de la alarma, salí corriendo al parqueadero de los buses y me subí en el primer bus que encontré. Pero el conductor al verme un poco preocupada se acerco y me pregunto si estaba bien. Yo al no saber lo que me decía, una persona me ayudo. Sorprendentemente el conductor me grito y me dijo “Are you crazy, go find your bus” y yo con expresión confundida respondí “¿Qué?” Así que me bajé del bus y corrí. Después de 2 minutos encontré mi bus y pude llegar a mi casa después de un día muy agitado.

Brentwood es una excelente escuela a pesar de que posee un mal concepto por los recientes acontecimientos debido a las pandillas. El nivel de racismo no es alto, ya que muchos de los estudiantes provienen de padres latinoamericanos. Pero a medida que mis días fueron pasando en esta escuela, me di cuenta de que estudiantes discriminan a estudiantes que solo hablan español. Utilizando nombres despectivos como “papi” o “spanish”. Estudiantes de entre los 14 y 19 años son despectivos con otros estudiantes si se sienten afectados de alguna manera.

Después de mudarme a los Estados Unidos, el impacto cultural me afecto mucho como persona, dándome enseñanzas que jamás voy a olvidar en mi vida. A pesar de los problemas y adversidades relacionadas con el idioma pude superarme y hoy en día amo este país y a este idioma mundial que es el inglés.

 

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