Un gran obstáculo con que las mujeres trabajadores se encuentran es el tipo del trabajo que la sociedad patriarcal les permite ejercer fuera de la casa. Carmen de Burgos pone en cuestión esta hipocresía directamente cuando expresa, “Es curioso que desde muy antiguo no se habían escandalizado los sociólogos de la esclavitud que supone para la mujer el servicio doméstico, el cual les hace abandonar totalmente su casa y que se escandalizasen tanto porque la dejasen durante algunas horas por la fábrica o el taller” (Johnson et al. 214). Esta cita revela la ridiculez en que se permite que la mujer salga de su propia casa para ser criada en las casas de los ricos pero se le prohibe salir de la casa para trabajar en la fábrica porque ella sale de la casa en ambos casos.
Se puede ver que la sociedad no solo impone ciertas reglas en la mujer en cuanto al trabajo, sino también que estas reglas tienen subcategorías que restringen a la mujer aún más. Por otro lado, no existe ninguna ley que perfile el trabajo de los hombres y por eso, no debe haber restricciones en cuanto al trabajo de la mujer tampoco, según de Burgos y el feminismo de la igualdad.
Creo que la razón por la cual existe esta división entre el tipo de trabajo que la mujer puede ejercer fuera de la casa es porque la mujer que trabaja en la fábrica en un ambiente colectivo con otras mujeres amenaza el poder del sistema patriarcal. La collectividad de las mujeres en la fábrica o el taller crea una fuerza más poderosa que la criada individual y por eso, los hombres quieren evitar la creación de una unión de mujeres trabajadoras. Hay que entender que no pienso que estas reglas sean justas ni lógicas, pero es claro que se limita a las mujeres al trabajo que no les da ningún sentido del poder.
Bibliografía
Johnson, Roberta, Zubaiurre, Maite (eds.), Antología del pensamiento fe
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