Domingo 15 de abril: La caravana

Una semana más tras las rejas de mi casa…

Hoy me levanté a las 8 de la mañana. No por voluntad propia, sino porque a esa hora estaba pasando una caravana de personal de primeros auxilios y mi mamá, mi hermano y yo salimos a aplaudirles antes de que cayera un diluvio, literalmente. Ahora, para muchos las 8 de la mañana es tarde, pero para mí todavía está de madrugada. Por dicha, necesitaba levantarme temprano para hacer tarea. Se me hace muy difícil concentrarme durante el día porque no puedo ir a las bibliotecas o a un lugar tranquilo. Aproveché que tenía tiempo antes de mi primera clase y empecé a leer El coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez para mi clase de literatura hispanoamericana. Después de haber finalizado con mis clases del día y uno que otros quehaceres, decidí que ya era tiempo de registrarme en las clases de otoño 2020. El proceso sin duda alguna fue difícil. Es la primera vez que lo hago sin un asesor y por sí sola, pero al final pude agregar las clases que necesito a mi horario del próximo semestre.

El arcoíris después de la tormenta. Por Elizabeth Peck

Martes 14 de abril: Otra oportunidad

Hoy tuve que retomar un examen de gramática. La primera vez que lo tomé, no pasé. Siempre he tenido conflicto con exámenes de opción múltiple debido a mi ansiedad durante estos exámenes específicos. No tengo problema alguno tomando exámenes escritos en lo que tenga que responder preguntas con mis propias palabras. Sin embargo, exámenes en lo que solamente hay una respuesta correcta, me aterrorizan y se me es difícil concentrarme. Al tomar el examen oralmente con mi profesora, saqué un 100% y llegamos al acuerdo que, si necesito ayuda, le dejaría saber. Bien, pasé un día más extrañando las aulas de clase y el poder levantar la mano durante un examen para recibir ayuda. Sigo tratando de acostumbrarme este nuevo sistema, pero en realidad, espero y se acabe pronto.

Terminando “El coronel no tiene quien le escriba”.

Miércoles 14 de abril: Lo que me ha enseñado COVID-19

Hay conmoción en el país. Desperté y como de costumbre, encendí mi celular. Lo primero que vi fue un correo electrónico con una alerta que decía que me habían llegado 1.200 dólares. Definitivamente entre en un estado de confusión porque no sabía la razón de este hecho. Aparentemente, es por parte del gobierno, y todos los ciudadanos mayores de edad lo han recibido. No tenía ni la menor idea acerca el tema. Estaba sorprendida por la cantidad de dinero que recibí ya que se me hace difícil ponerme al día con las noticias. No veo noticias en la televisión voluntariamente porque pienso que el mundo fuera de mi casa es un poco escalofriante. En lo que transcurría el día, empecé a leer algunos blogs de mis compañeros de clase de periodismo. Son todos muy interesantes y también pude ver como todos coincidimos en la misma idea de que; las clases en línea no son tan fáciles como pensábamos que serían. También noté que muchos de nosotros estamos luchando por seguir sintiéndonos motivados a trabajar en nuestras asignaciones escolares. Nuestras vidas han dado un giro de 180º y sentimos como que estamos de cabeza. Todo fluye con lentitud, los días se hacen más cortos y a la misma vez más largos. Mi consejo para los que lean este blog: debemos tomar las cosas un día a la vez. Recordemos nuestras metas para poder alentar nuestra motivación. También hay que recordar que no somos perfectos en lo absoluto y que, si necesitamos ayuda, debemos preguntar. Durante estos tiempos de continua ansiedad, encontrar maneras de crear estabilidad son clave para mantener una mente saludable. Y recordemos como dice el dicho:

“No hay mal que dure cien años”.