La crónica infame.

Esta semana, estudiamos en clase la crónica: una fuente de gran confusión para un estudiante de literatura española. La primera vez que leí una crónica para una clase en Stony Brook, fue El puente de Brooklyn de José Martí. Recuerdo la frustración de la mía y la de mis compañeros por nuestra incapacidad para entender lo que es exactamente una crónica. Unos semestres más tarde, mis compañeros y yo no hemos podido escapar de la ira de la crónica infame.

José Martí

En un artículo de 2006 del periodista y escritor mexicano Juan Villoro, él usa metafóricamente la figura del ornitorrinco para describir la crónica enigmática. Como un ornitorrinco es un animal híbrido, la crónica es un género híbrido. Villoro afirma que la crónica es la encrucijada entre la ficción y el reportaje. En eso, el escritor narra, en prosa, el recuerdo de un evento significativo y los detalles que lo rodean. Un elemento esencial de la crónica es su propensión a la subjetividad, ya que el autor incluye su opinión. A través de la crónica, el escritor establece un cierto nivel de intimidad con los lectores, ya que este género permite que su personalidad tenga tanta relevancia para los hechos que se comparten. Aunque vemos que no es necesario que la historia dentro de lo crónico se cuente en orden cronológico, el tiempo en sí mismo es un componente fundamental de lo que constituye una crónica.

Como parte de la instrucción de la clase sobre la crónica, se nos exigió leer la Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez y determinar si se trata de este género. En un artículo de 1981, García Márquez comparte que los eventos descritos en esta “novela” ocurrieron treinta años antes de su publicación. Cambió los nombres de la mayoría de los individuos involucrados, con la intención no solo de proteger su privacidad, sino de centrarse en la estructura de esta pieza. Quería que los críticos se sintieran intrigados por esta “comparación de la realidad y la obra literaria.” Al dejar de publicar este trabajo durante treinta años, pudo curar todos los detalles que sentía que debía incluir. Una cosa interesante que menciona García Márquez durante esta entrevista es que luego de la publicación de su novela, una revista publicó una historia investigando los eventos reales y los individuos en los que él basó su historia. Él dice que los testigos le estaban contando a estos periodistas un drama muy diferente del que ocurre en su novela. Sin embargo, él siente que el drama de su novela es “más controlado, más estructurado.”

Si tuviera que metaforizar la crónica, personalmente no usaría la comparación de ornitorrinco. Más bien, compararía la diferencia entre la crónica y el relato con el crack y la cocaína. En eso, el crack y la cocaína son casi molecularmente idénticos. Sin embargo, su diferencia fundamental es su apariencia, lo que determina la forma en que se consumen. Esta es la misma diferencia entre una crónica y un relato. Una crónica es casi idéntica a un relato (como el crack para la cocaína) pero es única por su elemento periodístico.

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