En el siglo XXI, las lenguas extranjeras son más importantes que antes. Nosotros, los seres humanos, interactuamos con personas de los otros países cada día. En lugares que son más diversos, como la área metropolitana de Nueva York, comunicar en otra lengua es beneficial, especialmente si una trabaja con el público.
Para tener la habilidad de comunicar en dos lenguas es muy útil. Honestamente, yo definiría mi competencia en español como ‘casi nativo’. Lo digo porque no soy hablante nativo, pero yo puedo comunicar muy bien con los clientes hispanohablantes que vienen a mi trabajo. Con ellos yo he hablado de un montón de cosas, incluyendo cómo criar a los niños y cómo son los hombres (spoiler: Los niños ni los hombres vienen con manuales).
Mi adquisición del castellano es algo muy único. Mi madre es ecuatoriana y mi padre es un gringo, en cada sentido de la palabra. Cuando vivía con mi familia ecuatoriana (abuela, bisabuela, tíos, etc.) en Jersey City, comenzaba aprender unas palabras y frases en español que yo escuchaba en casa, pero nunca logré a las oraciones completas. Cuando me mudé a Long Island, no aprendí más palabras hasta el séptimo grado de la escuela, en que empecé a tomar clases de español.
Durante mis años en la secundaria, se quedó claro que yo hablaba el castellano con un accento desde el primer día de clase. Nueve años más tarde, en la clase de SPN 393 en Stony Brook, yo aprendí de cómo nuestros contactos con las lenguas cuando eramos chiquitos nos da el conocimiento para hablarlas correctamente. Fue durante mi semestre en esta clase que me di cuenta que mi contacto con la lengua española coincida con casi toda mi vida. Los fonemas y morfemas se quedaban en mi cerebro y cuando empecé a aprender el español formalmente, me iba con ventaja.
Para tener la habilidad de contar chistes, chismear y profundizar la vida con hablantes nativos me da un tipo de confirmación. En este momento, a la edad de 20 años, yo ayudo a los clientes en mi trabajo, en español, con confianza porque mis experiencias me han dado contactos suficientes para mejorar mi dominio de la lengua. Si el bilingüismo productivo es lo que describe mi situación luego, gracias a Dios, ahora puedo describir mis habilidades lingüísticas sin contar todo el Éxodo.