La película “La hija de la Laguna” es idéntica a la crónica de Joseph Zárate “La dama de la laguna azul vs la laguna negra”. Ambas relatan todo el sufrimiento que enfrentan las personas cerca de las minas. Muestran ejemplos de las injusticias que se cometen y cómo las autoridades toman el lado de las compañías mineras en vez de apoyar al pueblo. Autores como García Canclini a través de entrevistas nos habla del fenómeno que ha alimentado estas injusticias, la globalización. Esta necesidad constante de progreso económicos es lo que conduce a compañías a desarrollar proyectos como ‘conga’ a pesar de las consecuencias ambientales. Se basan en el argumento de que estas ideas progresistas aportaran fondos necesarios para el país, como lo dijo la compañía minera en Perú. Pero sabemos que no siempre es así porque de “acuerdo a las estadísticas oficiales, Cajamarca es la región que más oro produce, pero la que más pobres tiene en todo el país” (Zárate). Estos supuestos beneficios no son distribuidos ante todo el pueblo mientras que los daños si lo son.
Como vemos en la película con esta imagen y en la crónica, las consecuencias ambientales afectan a tantas personas especialmente a los de menos recursos. Ellos dependen del agua de estas lagunas para sobrevivir, cocinar, cultivar sus frutos y muchas otras actividades básicas. Y aunque le prometen alternativas para que puedan recibir agua de otra manera, al extraer su oro estas compañías no cumplen con sus promesas. Por eso su oposición y su lucha contra estas grandes compañías y hasta contra las autoridades que no los apoyan. La historia de Nélida y Máxima es solo un ejemplo de todo lo que ocurre y a pesar de todo lo que les ocurrió su historia es exitosa comparada con otras personas que ni viven para contarlo.