Como una mujer blanca que vive en Long Island con sus padres, puedo decir con confianza que no he enfrentado muchos prejuicios en mi vida. Tengo suerte, sin embargo, este no es el caso para la mayoría de la gente. Todos los días, hay personas quienes son atacadas física y verbalmente por el color de su piel, su religión o cualquier otra cosa que las haga diferentes. Aunque no sucede a menudo, tengo mi propia historia de discriminación que contar.
Al crecer, tuve la suerte de viajar con mi familia. En esta ocasión, estuvimos en Nápoles, Italia. Terminamos de hacer un recorrido por la ciudad y comenzamos a explorar por nuestra cuenta como familia. Estaba con mis padres, mi hermano y mi tía. Vale la pena mencionar que mi madre viene de una familia judía, y lleva la estrella de David alrededor de su cuello. Giramos la esquina y ver a un grupo de personas gritando en italiano, sosteniendo una gran pancarta. No hablo italiano, pero después de una traducción rápida vimos que el letrero decía ‘muerte a los judíos.’ Había esvásticas cubriendo el letrero, y grafiteado en las paredes a su alrededor, muy similar a la fotografía debajo.
Daba miedo estar cerca de personas que se sentían así por el judaísmo. Daba más miedo cuando se dieron cuenta del collar de mi madre. Nos apresuramos a pasar por delante de ellos mientras gritaban cosas horribles. Gritaban sobre un segundo Holocausto y todo lo que parecían pensar sobre la gente judía (en su mayoría falso, por supuesto). Nadie debe ser atacado por lo que creen, especialmente si no están molestando a nadie. Queríamos tener un buen día en Nápoles y terminamos asustados y molestos. Afortunadamente, ese día sólo fuimos víctimas de abuso verbal. Sin embargo, muchas otras personas están sujetas a todo tipo de discriminación todos los días, y tiene que terminar ahora. La tolerancia es increíblemente importante en nuestros vidas día a día.