Lunes 6 de abril de 2020
Hoy se cumple una semana desde que empecé mis clases virtuales. Hasta ahora me han resultado bastante más problemáticas que las clases presenciales. Obviamente hay aspectos positivos, pero yo paso la mayoría del tiempo deseando poder volver al campus. Estar en casa y tomar seis clases me causa muchos problemas menores que se acumulan y crean un gran problema: prestar atención. Como se puede ver en la primera foto mi cuarto, el lugar en mi casa donde puedo estar solo sin molestar a mi familia, no está arreglado por hacer un trabajo eficiente. Por diez meses del año nadie vive en mi cuarto, y es utilizado como un depósito o cuarto para invitados, y encima de eso tiene todas mis posesiones de los últimos 20 años. Entonces, durante clase y aún más cuando estoy haciendo tarea es más fácil prestar atención a los objetos en mi entorno que a la clase. El resultado es que tengo que usar mucha energía en simplemente mantener mi atención en vez de poner mi esfuerzo en entender la información.
Martes 7 de abril de 2020
Como mencioné ayer hay ciertas cosas positivas de estar en casa junto con todas las distracciones. La bendición más evidente es el medioambiente en que vivo en una ciudad muy pequeña en una zona rural donde hay mucho verde y campo. Estoy tratando de usar este momento de aislamiento forzoso como una oportunidad de mantener y mejorar mi estado físico y estar al norte del estado de Nueva York me da mucho lugar para hacer eso con vistas bellas. Cuando me fui de la Universidad George Washington una de los únicas cosas que siento que perdí es la ubicación de la universidad porque era en el centro de D.C. una ciudad buenísima. No quiero decir que Stony Brook no tiene un lindo campo universitario, pero no siento la misma sensación de libertad de movimiento particularmente al estar a una corta distancia de los lugares turísticos y de los museos. Estar en casa me permite tener un medioambiente con más espacios verdes para correr y hacer paseos.
Miércoles 8 de abril de 2020,
Esta foto es como un “zoom selfie” porque es un pantallazo de mi clase de español donde discutimos las consecuencias de tener clases virtuales y la realidad de estudiar en una cuarentena. Muchos de mis compañeros expresaron la misma queja que yo mencioné en mi diario del lunes, que las clases requieren un nivel de motivación altísima para mantener su concentración. Pero también hablamos de las diferencias entre clases en la universidad y en un entorno cotidiano y del artículo “Los siete mitos del mundo digital”, de Roberto Aparici y David García-Marín. El primer mito me interesó un poco más que los otros, el mito de la participación, porque el método de participar en la clase cambia mucho cuando uno introduce la red. Por ejemplo, hablamos de la participación pasiva, es decir del nivel de interacción casi inherente al estar en una aula con un profesor pidiendo opiniones de lo que un piensa de lo que él dice. Hay un nivel donde uno tiene que prestar atención y mostrar que está prestando atención porque hay una persona presente en frente tuyo y obviamente no se puede cambiar de pantalla. Entonces uno se comunica con los ojos y asiente o disiente físicamente y muestra que está presente y así participa sin tener que levantar la mano. Este tipo de interacción se pierde completamente en una clase virtual.
Jueves 9 de abril de 2020,
Estar en casa durante la segunda mitad de mi semestre académico no es ideal, pero mi casa es el mejor lugar para quedarme durante un tiempo tan difícil y preocupante. Esta foto me hace pensar en la parte más esencial de esta situación lo cual es mi familia. Soy muy afortunado de tener dos padres que no van a perder sus trabajos durante esta pandemia y quienes me pueden dar una lugar seguro para vivir. Además, mi hermano es un estudiante de postgrado que estudiando para ser un profesor del secundario y mi mamá ya es una maestra. Esto me da un sensación de comunidad académica aunque no estoy en la universidad y me provee los recursos necesarios para ayudarme a hacer mi mejor trabajo en esta situación única y difícil.