Carmen de Burgos

Un retrato de Carmen de Burgos

 

“La vida de Carmen de Burgos tiene una clara trayectoria feminista.”

Esto es como empieza la introducción de la escritora y el fragmento de su obra La mujer moderna y sus derechos en la cual ella discute sobre el derecho de las mujeres a un trabajo de su propia selección. Carmen de Burgos se dedica a ser maestra y escritora, muchas veces usando el seudónimo Columbine y muchas de sus novelas cortas tienen que ver con temas feministas pero a pesar de esto ella no siempre se usaba ni se conformaba con los límites estrechos con que se define el feminismo. Su libro se sirve para desarrollar el pensamiento feminista después de la época en la cual el movimiento republicano había llegado a España.

Después de entrar a sus palabras primero tiene que conocer el contexto histórico de la situación. Los primeros pasos que se las permiten trabajar fueron leyes hechos por el buen Carlos III. El declaro honestos y honrados los trabajos de la mujer y las personas que los que ejercen están habilidades para obtener empleos. Un gran problema fue que los hombres pudieron obtener los oficios típicamente de la mujer y por eso la quita fuera de la esfera del trabajo porque no habían otras oportunidades fuera del hogar. A pesar de esto lo que es importante es:

“Las leyes dadas por el buen Carlos III y la creación de la Fábrica de Tabacos de Sevilla, fueron los primeros pasa para que las mujeres pudiesen trabajar; aunque les quedaba mucho que luchar contra costumbres y prejuicios.” (de Burgos, 214)

Ella está diciendo que las mujeres no sólo tienen que luchar por el derecho al trabajo sino que también tienen que luchar contra años de injusticia social y de los prejuicios. Entonces es un buen comienzo pero todavía hay mucha que hacer. Con la llegada de las fábricas también llega los jornadas largas casi sin una recompensa. Dice que las mujeres tenían que trabajar por más de catorce horas al día y con muy poco salario para sostener sus vidas. Este proceso de trabaja afecta la salud y el alma de esas mujeres y Carmen de Burgos escribe:

“Se las paga tan mal que apenas sacan un jornal mínimo, después de catorce horas de trabajo pesado a las priva de salir, hacer ejercicio, respirar air libre y esparcir el espíritu,  que parece atrofiarse e inmovilizarse en la monotonía.” (de Burgos, 217)

Es muy interesante la idea de esparcir el espíritu solamente para trabajar. La vida en la fábrica es una de monotonía y es como las mujeres forman parte de ella y no tiene el poder de salir de allí para salvarse. Aunque las condiciones eran horribles y ningún hombre querría trabajar el mismo trabajo, muchos aún publicaban estudios y estadísticas falsas en contra del trabajo de la mujer. Llegaron tan lejos como para decir que había una relación entre las mujeres en la fuerza de trabajo y la mortalidad infantil que simplemente era una mentira. Un argumento que Carmen de Burgos les da a sus lectores a favor del trabajo de la mujer es la idea de que la mujer puede trabajar más duro que los hombres. Hizo una comparación entre los términos mujer y trabajo y dice:

“los hechos demuestran que toda mujer, en la vida cotidiana, sin tener que recurrir a las excepciones sobrelleva u trabajo diario más pesado y que exige mayor actividad que el del hombre.” (de Burgos, 218).

Esto demuestra el doble estándar que existía en este punto de tiempo. Los hombres exigen que la mujer hace todos los labores de la casa, cuales requieren trabajo duro, y por eso ha hecho que las mujeres sean más resilientes y capaces de sobrepasar los varones. Se puede ver el doble estándar muy claro, por ejemplo, cuando las mujeres tenían que pagar depósitos que no exigían al hombre solo por ser mujer. Ella continúa argumentando que las mujeres necesitan usar su fuerza porque no se limitan a las labores de su sexo. Es bueno que ellas ya pudieran trabajar en las tabacaleras pero funcionan más o menos como un nuevo abuso del hombre fuera del hogar.

“Cuando la mujer necesita elegir entre el trabajo, el hambre o la dignidad, la elección no es dudosa.” (de Burgos, 224)

Entonces significa que la mujer no puede tener todas las cosas de arriba y tiene que elegir y por eso son esclavos al trabajo y le falta la dignidad. Carmen de Burgos pide una reforma para ayudar no sólo a la mujer como una individual, sino a todas las mujeres como un colectivo. El final del texto funciona como un resumen final de lo que ella querría de la situación que sería la igualdad entre los dos sexos. Escribe:

“La mujer obrera necesita sindicarse. Que se la reconozca como obrera, para tener la libre disposición de su salario […]. Es precioso que se les reconozcan los mismos derechos que a sus compañeros: retiros, seguros, sustitución de la mano de obra y libertad del trabajo; así como igual jornada e igual remuneración. El interés de los obreros está en ayudarlas. La causa de la humanidad es solo una.” (de burgos, 229)

Las mujeres obreras se necesitan mutuamente para crear cambios, defender sus derechos y mejorar sus condiciones laborales. Me encanta como termina el texto con la idea de que la causa de la humanidad es solo una. Esto tiene mucho sentido cuando se piensa en lo lucha Carmen de Burgos. Ella pide por la igualdad entre los sexos pero sabe que el derecho al trabajo igual que los hombres es una lucha que solo acaba de empezar.