“Así la globalización, o la hibridación que puede realizarse en condiciones de globalización, integra y genera nuevos mestizajes, pero también segrega y produce mayores desigualdades”
Esto no puede ser más evidente que en la confrontación entre la laguna azul y la minera Yanacocha. El enfrentamiento está grabado en la crónica de Joseph Zárate: “La dama de la laguna azul vs. la laguna negra” y el documental dirigido por Ernesto Cabellos: La hija de la laguna. Los títulos de la crónica y del documental tiene el aire de cuentos folklóricos. Palabras como “dama” o “hija” de la naturaleza le da un aspecto místico y poderoso. En los dos documentos el folclor cajamarquino es los que conecta a las dos heroínas que buscan salvar el agua.
Foto tomada por Antonio Sorrentino, muestra a Máxima Acuña cargando peso mientras que camina.
Zárate comienza su crónica con una entrevista a Máxima Acuña, una campesina cajamarquina que quiere proteger su tierra y la laguna Azul de la minería Yanacocha. Máxima le dice de todo lo que han dicho de ella, como que es egoísta y terca, y que por su culpa los mineros no tienen trabajo. Pero si es que en algo Zárate y los que creen que el progreso del Perú depende de explotar recursos naturales están de acuerdo es en que ella es terca. Máxima, por más que muchas veces le han negado sus demandas, han amenazado a su familia, han destruido su propiedad y ser analfabeta, no se rinde. Intentar contactar a Máxima es muy difícil ya que los policías intentan mantenerla aislada. El abuso de poder de las autoridades es imperdonable, y hasta el mismo Zárate no entiende que tanto vale el oro que la propia gente y tierra diciendo “El oro no es vital para ningún ser vivo. Sirve, sobre todo, para alimentar nuestra vanidad y nuestras ilusiones de seguridad: cerca del sesenta por ciento del oro que se extrae en el mundo termina en forma de joyas”. Zárate también conduce una entrevista con Raúl Farfán, director de Asuntos Externos de la compañía. Zárate intenta que los dos lados se puedan defender pero es obvio que hay una abuso de la minera. La crónica termina en un tono atrevido en la que Máxima va a continuar luchando por su chacra sin miedo que hasta nombra a su nuevo perro Johnny en homenaje a el guardia que mató al previo.
Foto promocional del documental La hija de la laguna.
El documental se enfoca en la lucha continua de Nélida Ayay Chilón, estudiante de derecho, que sirve como abogada para Máxima Acuña. Nélida es una joven cajamarquina que solo quiere poder preservar la tierra y la laguna azul de Acuña, y así poder volver a su terreno y vivir en paz. Ella es una campesina que habla con la naturaleza en quechua, y no comprende porque las mineras acuden a la violencia hasta asesinado a gente si “el oro no se bebe, el oro no se come”. El documental también incluye a Bibi van der Velden, una estadounidense que se dedica a hacer joyas. Ella, tal como el espectador, se dan cuenta del grave daño que la búsqueda de oro produce y hasta las vidas que clama. Bibi que al principio relaciona las joyas con momentos hermosos, menciona que esas mismas joyas traen sangre y abuso. El contraste entre Nelida y Bibi ayuda a que el espectador se de cuenta de las diferentes realidades en cuales ellas viven por el mismo material. El documental, a diferencia de la crónica, adquiere un tono de súplica por su protagonista y el tono triste que sale del charango, instrumento típico de la música andina. La protagonista implora que las empresas paren de extraer oro para que se la tierra sane, y se cuide la naturaleza. El documental no es tímido de mostrar la violencia, la dinamitas explotando y el abuso de los policías peruanos.
Parte del documental, donde se muestra la tienda de Bibi van der Velden que esta situada en Holanda.
Parte del documental en la que se muestra un policia intentando golpear a un ciudadano.
La realidad de la comunidad cajamarquina demuestra que los se han creado mayores desigualdades como se mencionó en la entrevista a Néstor García Canclini en “Dilemas de la globalización: Hibridación cultural, comunicación y política”. Y esto se debe a la corrupción que hay en Perú, y la economía neoliberal que hay en tantos países latinoamericanos que empujan a sus ciudadanos al límite al cual puede llegar al desorden. La gente no está satisfecha con su gobierno, como es vista en el documental y la crónica, y ya se están revelando. Las muestras de estas revelaciones son las dos campesinas cajamarquinas.