La Iglesia y el Voto Femenino: “Discurso en las Cortes” por Claro Campoamor

El discurso de Campoamor, una política feminista que nació en España en 1888, es una transcripción de su argumento ante la Asamblea Constituyente en 1931. Se adoptó la Constitución de 1931 después de la fundación de la Segunda República Española, y esta constitución dio el voto a las mujeres para la primera vez en todo el país.

Sus palabras constituyeron su argumento en contra de la opinión de Victoria Kent, otro miembro de la Asamblea, que votó contra el voto femenino. Era miembro del partido Socialista, y temió que las mujeres no actuar en una manera bastante independiente para votar, porque la influencia de la Iglesia había sido tan fuerte en España. Aunque la Segunda República era una sistema más secular, creyó que las mujeres no podían estar listas para hacer decisiones tan importantes cuando la influencia de la Iglesia todavía estaba poderosa, y podía tratar de hacer que las mujeres votaran para los políticos conservadores.

Aunque no refiere al argumento de Victoria Kent en sus palabras, Campoamor dedica muchos párrafos para establecer las razones que cree que las mujeres son capaces de votar. No habla sobre la religión o la influencia de la Iglesia, pero explica mucho sobre la inteligencia de las mujeres y sus altas tasas de alfabetización. Habla también sobre el hecho de que ambos los hombres y las mujeres luchaban para establecer la Segunda República, y nada es más importante que dar derechos iguales a los que contribuían igualmente a la causa.

La Emancipación de la Conciencia: “La educación del hombre y de la mujer” por Emilia Pardo Bazán

La Perspectiva Católica y Protestante en en Feminismo

Fuente: “Introducción al pensamiento feminista español”

El catolicismo de España tuvo mucho impacto no en el desarrollo de pensamiento feminista en el país, sino su falta de expansión como movimiento popular. Se puede ver este hecho especialmente en contraste con algunos países en que el protestantismo fue más popular: según la tradición protestante, la Biblia tiene que ser en enfoque de todo religioso, y la salvación no viene de un sacerdote sino por la devoción de creyentes individuales. Por eso, los países protestantes tenían muchos grupos en que las mujeres podían estudiar la Biblia y conectarse a su religión por el texto.

El catolicismo tenía menos enfoque en la Biblia en sí mismo, diciendo que uno de los roles del sacerdote es interpretar el texto y servir como mediador entre los creyentes y el Di-s.

Otro factor importante sobre la distinción entre el protestantismo y el catolicismo es el enfoque en la estructura de la familia. Porque el protestantismo se enfocó principalmente en el individuo, las mujeres (teóricamente) podían tener el mismo acceso a su religión, y no se definía por su estatus como madre o esposa. Sin embargo, el catolicismo existe en términos de la estructura de la familia, con el madre y esposa como cuidadora de sus familiares en lugar de una persona individual y distinta.


Emilia Pardo Bazán, por otra parte, ofrece la perspectiva opuesta sobre la influencia del catolicismo en el desarrollo de la liberación de la mujer en España. En su discurso, “La educación del hombre y de la mujer,” Pardo Bazán habla en primer lugar sobre la necesidad de proveer la educación religiosa igualmente a los hombres y las mujeres. Se enfoque tanto en este acceso a la educación religiosa porque, como dice, “el cristianismo dignificó a la mujer” (128).  

Pardo Bazán elabora en su perspectiva, diciendo el cristianismo funcionaba como una herramienta para liberar a las mujeres:

“La grande obra progresiva del cristianismo, en este particular, fue emancipar la conciencia de la mujer, afirmar su personalidad y su libertad moral, de la cual se deriva necesariamente la libertad práctica. No fue en la familia, sino en el interior santuario de la conciencia, donde el cristianismo emancipó a la mujer. Y si en esta parte no ha dado todo su fruto la obra divina, débese a la malicia humana, al egoísmo y a la fuerza estática de las viejas ideas, conjuradas contra la palabra de Cristo” (128).

Estas ideas contradicen los conceptos principales de “Introducción al pensamiento feminista español” porque Bazán atribuye la emancipación de la mujer al cristianismo y a su poder de “afirmar su personalidad y su libertad moral.” (porque Pardo Bazán vivió en España durante el siglo XIX, lo más probable es que hablaba del catolicismo específicamente.) Mientras el otro texto argumenta que el catolicismo retrasó el desarrollo de un movimiento feminista en España porque prioriza la estructura familiar y el papel de la mujer como madre y esposa, Pardo Bazán mantiene que el cristianismo estableció el base para la afirmación de la mujer como individuo y proveyó una manera en que la mujer puede realizar su propia conciencia.

El Feminismo de la Diferencia: “Defensa de las Mujeres” por Benito Jerónimo Feijoo

“Defensa de las Mujeres” de Benito Jerónimo Feijoo

“Aun en caso que las almas sean entitativamente desiguales, cómo nos probarán, o nos harán creer, que Di-s escoge las mejores para los hombres, dejando las menos perfectas para las mujeres?” (35)

Benito Jerónimo Feijoo es considerado como el intelectual español más destacado del siglo XVIII. Era un sacerdote Benedictina y un pensador de la época de la Ilustración; a pesar de ser clérigo, no usaba argumentos religiosos para sostener sus opiniones sin más evidencia o razonamiento externo. Sin embargo, sus crecimientos religiosos informaban algunos de sus opiniones sobre el feminismo y la igualdad del hombre y mujer.

Para entender su perspectiva sobre los derechos de la mujer, es importante entender más sobre dos teorías del feminismo: el feminismo de similitud y el feminismo de la diferencia. Aunque los dos enfatizan la importancia de dar más derechos a las mujeres, las dos perspectivas vienen de ideas distintas. El feminismo de similitud viene del concepto de la igualdad entre hombre y mujer, y dice que no hay diferencias significantes entre los dos sexos. El trato inferior de las mujeres no tiene base justificado en las diferencias del cuerpo o del mente, y dice que no se puede justificar la discriminación contra las mujeres por argumentos de estas diferencias.

Por otra parte, existe un concepto del feminismo de la diferencia. Este tipo de feminismo reconoce diferencias fundamentales entre hombre y mujer: no tiene que ignorar las diferencias físicas entre los dos sexos, y puede entender el papel de hombre y mujer sin creer que son exactamente lo mismo. Esta idea no depende en la igualdad de hombre y mujer como la razón para dar derechos a las mujeres; en lugar, los merecen por sus propios méritos, y no porque son similares a los hombres.

Aunque era feminista, no creía que las mujeres merecen derechos y privilegios por su igualdad con los hombres. En realidad, creía que las mujeres son seres distintas, y que es un error decir que un hombre y una mujer pueden ser similares.

En su texto, Feijoo incorpora sus crecimientos religiosos en este argumento, explicando que no hay razón de que el Di-s daría más a los hombres o menos a las mujeres; porque es natural y correcto que hay diferencias entre los sexos, no tiene sentido pensar que el Di-s castigaría a un sexo para sus diferencias, aunque sí existen.

Es posible que sus ideas sobre el feminismo de la diferencia vienen por su comprensión de la Biblia: aunque hay muchas secciones del texto que se pueden interpretar como apoyo para las mujeres, no hay referencias en el texto sobre la igualdad de hombre y mujer. Es lo contrario: las figuras de la Biblia existen en una sociedad muy patriarcal, y el trato de hombre y mujer no es lo mismo todo el tiempo. Sin embargo, las mujeres de la Biblia son personajes desarrolladas: hay muchos ejemplos de mujeres que hacen lo que quieren o necesitan sin la dirección de los hombres, y las mujeres pueden tener una relación con el Di-s — hay ejemplos de profetas como Sara y Miriam, que hablaban con Di-s sin la ayuda de sus esposos o hermanos. Sus méritos no vienen de sus similaridades con los hombres sino sus propios acciones y valores. Esta manera de pensar en el feminismo de la diferencia funciona bien cuando se piensa en la Biblia, y es muy posible que estos hechos informaban a la perspectiva de Feijoo también.

El Feminismo y La Moralidad: “Sex and Social Justice” por Martha Nussbaum

Aunque el texto de Martha Nussbaum no trata la idea de la religión directamente, habla mucho sobre el concepto más general de la moralidad, y cómo se relata con la prostitución. En su trabajo, Nussbaum escribe sobre la percepción popular de que la prostitución no es moral simplemente porque requiere un intercambio de dinero por uso del cuerpo de una persona.

Para Nussbaum, este concepto no tiene sentido en el contexto más grande, y se enfoca más en la degradación de la mujer que en la moralidad del uso de su cuerpo para trabajar. Explica que la sociedad no tiene problema con el uso de cuerpo cuando la persona que lo usa es un actor, un pintor, un bailarín, o un obrero; solo existe un problema cuando la persona es una mujer, y cuando quiere ganar dinero por uso de su sexualidad.

Ella plantea una pregunta: ¿se defienden los crecimientos actuales por argumentos morales? Yi si es la verdad, ¿son argumentos morales que pueden funcionar como una base para restricciones legales?

Según Nussbaum, hay muchos problemas con la clasificación de la prostitución como algo malo y contra los valores de la sociedad, pero enfatiza la cuestión moral en particular. Dice que la estigmatización de la prostitución viene de una vista moralizador que la a sociedad no aplica consecuentemente, como en el caso del sexo premarital. Explica también que el problema de la jerarquía de género sería defensa moral mucho más efectiva, pero la sociedad no tiene problema con la estratificación de roles sociales según el género. En lugar, la sociedad crea un concepto de la inmoralidad del sexo para dinero, aunque no es consistente con la vista de sociedad sobre otros usos de un cuerpo y otros violaciones de la jerarquía de género.

Nussbaum habla sobre esta cuestión para establecer la hipocresía de invocar un argumento moral como manera de atacar a la prostitución y las mujeres que trabajan así; explica que el uso de la moralidad como defensa sobre la criminalización de la prostitución no es consistente con la vista más grande de la sociedad sobre la moralidad, y no funciona como argumento aquí tampoco.